El proyecto Ymagina ha sido presentado en SIMO 2015, el salón de Educación y Tecnología celebrado en Madrid.

 

La puesta de largo del proyecto ha tenido una excepcional acogida por parte de la comunidad educativa presente en el evento.   Se ha presentado tanto a profesores y directores de Centros Educativos de toda España como a los principales proveedores/distribuidores de plataformas digitales educativas y responsables de fundaciones de carácter internacional.

Con la presencia en SIMO, iniciamos nuestro proceso de expansión que en breve dará el salto al mercado internacional con presencia en la feria londinense BETT 16.

 

SIMO 2015

El iPad en el aula: cómo aprovechar un solo iPad para toda una clase
Cuando hablamos de usar el iPad en el aula solemos referirnos al escenario en que cada alumno tiene su propio dispositivo. Parece que si no nos dan un iPad por alumno no hay nada que hacer.

Desde mi experiencia personal he comprobado que los mejores resultados, casi siempre, ocurren cuando dejamos que dos alumnos colaboren con un dispositivo para realizar una tarea.

Está claro que con un poquito de iniciativa puede conseguirse muchísimo y me ha encantado este ejemplo del imprescindible blog Edutopia que quiero compartir contigo. En la experiencia se usa un iPad, pero podríamos hablar de cualquier Tablet, teléfono u ordenador.

El vídeo está en inglés y como siempre resumo a continuación el contenido más interesante del artículo, que es toda una fuente de ideas para aplicar en tu aula:

Un solo iPad en el aula

Kristin Weller es profesora en la Universidad de Florida y nos comenta su experiencia en una clase en la que encontró la manera de hacer que todos los alumnos pudieran sacarle partido al iPad.

Lo primero que hizo fue dominar la App Show-Me que permite crear vídeos sencillos en muy poco tiempo, al estilo Khan Academy. Con esta App podemos grabar un vídeo de lo que vamos dibujando en la pantalla del iPad mientras hablamos.

Gracias a esta herramienta Kristin creó tutoriales que compartió con sus alumnos para que les sirvieran de ayuda cuando no estuvieran en clase con ella.

Los alumnos realizan vídeos explicando cómo solucionar problemas matemáticos

Una vez dominada la herramienta comenzó a pensar en formas de aprovecharla más intensamente en sus clases y decidió que los alumnos crearían sus propios vídeos: agrupó a los alumnos en parejas en función de la confianza que tenían para resolver un tipo de problema matemático. La idea era que en cada pareja coincidiera un alumno confiado con uno que se sintiera menos seguro al resolverlos.

Con el iPad por turnos, el alumno más confiado de la pareja explicaba a su compañero cómo resolver el problema y esa explicación quedaba grabada en el iPad. Al acabar era el turno del otro estudiante que le explicaba cómo resolver el problema paso a paso a su compañero. Cuando una pareja había terminado, el iPad pasaba a la siguiente y se repetía el proceso de nuevo con los mismos problemas o parecidos. Mientras tanto el resto de alumnos trabajaba con papel y lápiz resolviendo problemas del mismo tipo.

Exponer el trabajo en la pizarra digital

Al acabar, la profesora proyectaba en la pizarra digital algunos de los vídeos que los alumnos habían grabado, se trataba de una nueva oportunidad para que otros alumnos de la clase pudieran ver una explicación diferente sobre cómo resolver el mismo problema.

Beneficios de la experiencia

Aunque la idea de trabajar con los alumnos en parejas no es nueva, lo cierto es que es una magnífica forma de sacar partido a la situación y Kristin destaca en el post una serie de beneficios:

Los alumnos explican paso a paso cómo resolver el problema mientras realizan la grabación aumentando su comprensión de las matemáticas.
Aprenden a analizar el trabajo de los demás y participar en debates sobre las diferentes maneras de resolver problemas.
Usar el iPad aumenta el compromiso y la participación.
Los alumnos están más motivados en demostrar lo que saben y aprenden a proporcionar ayuda a sus compañeros en los pasos más difíciles.
Los vídeos producidos por los alumnos son una forma de evaluación formativa.
En palabras de la propia Kristin:

“Tener sólo un solo iPad en el aula no ha limitado mi capacidad de utilizar la tecnología de manera efectiva con mis alumnos. Es una gran herramienta para el análisis de lo que mis estudiantes saben y pueden hacer, y que sin duda aumenta su participación, la motivación y el éxito en la clase de matemáticas.”

Espero tus comentarios sobre esta y otras experiencias que puedas conocer. ¡Hasta la próxima semana!

Podéis leer el artículo original, en inglés, aquí. Edutopía: Blended Learning: Working With One iPad

 

Leído en   «aprenderenelsiglo21.com»

En los últimos años, el interior de las mochilas de muchos alumnos está cambiando: el libro está dejando un espacio libre que es sustituido por el ipad, que se utiliza como una nueva herramienta de estudio. Se ofrece como un nuevo aprendizaje adaptado a los nuevos tiempos, con una información más dinámica, interactiva, visual, práctica… Ante este cúmulo de posibles ventajas, no son pocos los padres que se preguntan si este cambio tan revolucionario supone una verdadera ventaja para el aprendizaje de sus hijos durante el curso escolar.

iPad con prudencia

Catherine L’Ecuyer, autora de Educar en el asombro (Plataforma, 10ª ed.) y de The Wonder Approach to learning (Frontiers in Human Neurosicence) apunta que ante ese cambio, muchos padres dudan sobre las ventajas y las desventajas de ese cambio. Los padres que buscan información están rodeados de argumentos a favor, mientas que son pocas las voces que piden una actitud prudente y responsable frente a la digitalización masiva de las aulas.

«Lo que poco se sabe y se dice, es que hoy por hoy, no existe evidencia suficiente que avale los supuestos beneficios de los ipads en las aulas. En un artículo del New York Times «Aulas del futuro, resultados estancados», Tom Vander Ark, un ex-directivo de la fundación de Bill Gates, también inversor en tecnología aplicada a la educación, preguntado por los beneficios de la tecnología en las aulas, reconocía: «Los datos son muy flojos. Cuando nos presionan para dar evidencias, lo tenemos muy complicado. O nos hemos de poner las pilas, o nos hemos de callar»».

Esta autora añade que Larry Cuban, profesor Emérito de Educación de la Universidad de Stanford, afirma en su blog que «no hay cuerpo de evidencia (numerosos estudios que marcan una tendencia) que el uso del iPad pueda mejorar los resultados en lectura o en matemáticas, y tampoco lo hay que puede dar mejores oportunidades de trabajo después de la universidad”. En el artículo arriba citado, el profesor Cuban asegura: «hay insuficiencia de pruebas que justifique emplear dinero en eso. Punto. Punto. Punto.» «Hoy, lo único que existe son estudios puntuales que no marcan tendencia a favor, la mayoría de ellos están financiados por empresas tecnológicas y, en muchos casos, carecen el rigor suficiente: ausencia de grupo de control, prejuicios en los parámetros estudiados, indicadores subjetivos («gusta más a los profesores», «motiva más a los alumnos»), etc».

Catherine L’Ecuyer explica que es preciso decir que existe un parámetro que sale sistemáticamente bien parado en numerosos estudios sobre el uso de ipad en las aulas: la mejora de la motivación del alumno (“more engaged”). «De allí, se asume que los alumnos tendrán mejores resultados. Pero mientras lo “asumimos”, esa mejora académica nunca se ha llegado a probar seriamente, dice Cuban, que da la siguiente explicación: “existe un efecto novedad, que los defensores de las nuevas tecnologías confunden con la motivación del alumno por aprender en el largo plazo, pero el tiempo pasa y el efecto novedad desaparece.” Y añade que, mientras tanto, “la asunción de que la motivación del alumno produce mejores resultados en el largo plazo sigue siendo una asunción”. Existe otra confusión. Algunos defensores del ipad en las aulas confunden la fascinación que provoca la pantalla (que ellos llaman “motivación”) con que “el alumno esté tomando las riendas de su educación”. Todos estamos de acuerdo en que el niño y el joven debe asumir el protagonismo de su educación. Pero el efecto novedad/fascinación del que habla Cuban no es equivalente a asumir el protagonismo de su educación, porque el que lleva las riendas ante la pantalla no es el alumno, sino la aplicación «inteligente» de la tableta. Tanto el alumno como el maestro pasan a ocupar lugares secundarios. Eso es un error, porque esa educación individualizada que da la tableta, no es lo mismo que una verdadera atención personalizada».

Ante la ausencia de evidencias científicas, se recurre a menudo a argumentos que carecen de contenido educativo, como por ejemplo “existe un ahorro con respecto a los libros”, “la mochila pesa mucho”, “no podemos poner puertas al campo”, “es el futuro”, “si lo hacemos nosotros, porque ellos no”, etc. Es precio desmontar los mitos populares que se han construido en el ámbito educativo y en los medios sobre el uso de las TICs por parte de los niños.

«Por ejemplo —matiza Catherine L’Ecuyer—, lo que conviene a un adulto, no necesariamente conviene a un niño, como el café, el vino, o muchas otras cosas. Existen muchos estudios que advierten de los efectos de la pantalla en una mente inmadura, como la incapacidad de filtrar lo relevante de lo irrelevante, el deficit effect (los niños pequeños aprenden mejor a través de una demostración en directo que de una demostración a través de la pantalla), la reducción del vocabulario en niños pequeños, la hiperactividad, la apatía, la impulsividad, el déficit de atención, la adicción, la superficialidad del pensamiento, el mal funcionamiento de la memoria de trabajo, la deshumanización del aprendizaje, el empeoramiento de la lectura comprensiva on-line con respecto a la lectura sobre papel, etc. Por ese motivo, muchas asociaciones pediátricas en el mundo han recomendado el no uso de la pantalla en niños menores de 2 años, y la reducción a una hora o dos de pantalla en los jóvenes y en los niños de otras edades. Habrá que ver los efectos del uso continuo de pantalla en los niños en un contexto escolar a lo largo de los próximo años. Estamos asistiendo a un experimento a gran escala, protagonizado por niños cuyos padres no siempre están informados de ello».

En opinión de L’Ecuyer, más estímulos no es necesariamente mejor. Esa creencia viene de una serie de neuromitos (ej. “usamos sólo una pequeña parte de nuestro cerebro”, “la infancia es una etapa crítica para acumular conocimientos”…). «Esos mitos, denunciados por la OCDE y debidos a una mala interpretación de la neurociencia, a menudo se ven aprovechados por la industria del sofware y del hardware que ven en el padre preocupado por la educación de sus hijos una atractiva oportunidad económica. Esa misma industria es la que patrocina gran parte de la investigación en el ámbito de las TICs, la mayoría de los congresos de educación, paga los honorarios de los ponentes en esos congresos y cuyos gastos de publicidad constituyen un porcentaje importante de los ingresos de los medios de comunicación y de las revistas educativas, que luego difunden sus bondades, creando un estado de opinión favorable a sus intereses económicos».

«También hemos de saber —prosigue— que nuestros hijos no van a perder el tren profesionalmente por no usar un ipad con 4,8 o 12 años. Hace poco, salía en el New York Times que Steve Jobs no dejaba a sus hijos usar el ipad y limitaba el uso que hacían de otras tecnologías. Hace 3 años, salía en el mismo medio que muchos ejecutivos de empresas tecnológicas mandan a sus hijos a un colegio que hace bandera de no usar las TICs. “Hacemos la tecnología tan fácil de usar como la pasta de dientes”, dice un padre de este colegio, ejecutivo de Google. Y añade, refiriéndose a sus hijos, que “la tecnología tiene su tiempo y su lugar”. Nadie puede negar que Internet es una herramienta imprescindible en el presente y el futuro de la economía de la información, pero para poder aprovecharla, uno tiene que saber muy bien lo que está buscando, lo que no, y por qué lo está buscando. La capacidad de responder a esas preguntas se desarrolla off-line, no on-line, y puede variar de un niño a otro, por lo que compete exclusivamente a los padres, que son primeros educadores, decidir el momento apropiado».

Para la autora de Educar en el asombro, los argumentos de poco peso educativo (peso de la mochila, coste de los libros) han de ceder el paso ante la ausencia de evidencias científicas suficientes sobre los beneficios del uso del ipad en las aulas. «Ese hecho debe llamar a los colegios a una actitud de prudencia y de responsabilidad, que consiste concretamente en 1) estar al día de las tendencias que marcan, o todavía no, los estudios científicos sobre el tema 2) estar al día de los estudios científicos sobre los efectos perjudiciales, 3) dar toda la información a los padres sobre los pros y los contras, para que ellos pueda decidir libremente si quieren que sus hijos participen en ese “experimento a gran escala” y 4) darles la oportunidad de excluir a sus hijos de ese experimento, ofreciendo una línea no digital».

Añade que en 1996, Steve Jobs decía (Wired): «Había llegado a pensar que la tecnología podría ayudar la educación. Probablemente haya encabezado esa creencia, siendo uno de los que más equipamientos tecnológicos haya regalado a colegios en todo el planeta. Pero llegué a la conclusión inevitable de que el problema no es uno que la tecnología pueda esperar solucionar. Lo que no funciona con la educación no se arregla con la tecnología. La cantidad de tecnología no tendrá el más mínimo impacto. (…) Los precedentes históricos nos enseñan que podemos convertirnos en seres humanos asombrosos sin la tecnología. La experiencia también nos dice que podemos convertirnos en seres humanos poco interesantes a través de la tecnología». «En ese sentido, podemos preguntarnos —matiza L’Ecuyer— por lo que hubiera ocurrido con Steve Jobs, Mozart, Picasso, Aristóteles o Chesterton, de caer uno de estos dispositivos en sus manos con 8 años».

Y para concluir, «podemos preguntarnos —señala Catherine L’Ecuyer— por los motivos por los que toda esa información no llega a los padres. Como dice Huxley, “una verdad sin interés puede ser eclipsada por una falsedad emocionante”».

 

Catherine L’Ecuyer es también autora del blog Apego & Asombro: